El alto nivel de automatización ha reducido en gran medida la actividad física y las personas cada vez más eligen consumir comidas rápidas. Al mismo tiempo, las patologías en parte relacionadas con el estilo de vida y la nutrición, como la obesidad, la diabetes y los trastornos cardiovasculares han aumentado.
Las medidas restrictivas, adoptadas para contrarrestarlas, a menudo no han producido resultados positivos. Y por el contrario. el modelo mediterráneo muestra mejoras. El problema es complejo, pero una propuesta efectiva sería introducir programas de educación alimentaria en las escuelas y fomentando la actividad física.
El modelo mediterráneo demuestra que una dieta saludable, sin renunciar al placer de una pizza, un postre o una papa frita, o de cualquier otro tipo de comida y la colaboración del sector público y privado en la educación alimentaria contribuyen a mejorar la calidad de vida.